Los modelos energéticos son mucho más que la manera de cómo conseguimos la energía necesaria para las actividades industriales o de la vida diaria. Se relacionan directamente con la sociedad en que vivimos, y por lo tanto, tienen consecuencias a niveles como, el económico o la conservación de nuestro entorno natural.
Hasta ahora, nuestra sociedad funciona con el modelo energético fosilista, es decir, el que está basado en el petróleo, el carbón y el gas natural. Estos tres combustibles representan la mayor parte de la energía básica que empleamos, pero tienen consecuencias muy negativas en nuestro entorno. Para evitarlas, debemos priorizar las energías limpias y la economía descarbonizada.
También debemos ser conscientes de que todo este proceso de descarbonización e incorporación de las nuevas energías lleva asociado un cambio social, económico y tecnológico que necesitamos conocer para manejarlos de manera correcta.
Hablar de la calidad de un determinado ambiente interior, engloba todas aquellas condiciones de un entorno creado artificialmente en el interior de un edificio, que tiene algún efecto sobre sus ocupantes y la actividad que desarrollan en él.
En este sentido, es habitual considerar tales características dentro de cuatro grupos que fundamentan el nivel de calidad alcanzado: el confort térmico, la calidad del aire interior, la calidad lumínica o del entorno visual y la calidad del ambiente acústico. Todas estas condiciones guardan una estrecha relación con el consumo de los recursos energéticos en el ámbito de la edificación. Es obvio que las necesidades energéticas serán muy distintas en función de las condiciones del ambiente interior que se deseen proporcionar.
Así pues, podemos describir el confort, como el estado físico y mental en el cual el hombre expresa satisfacción con el medio ambiente circundante, en el cual no existe ninguna distracción o molestia que perturbe física o mentalmente a los usuarios. Si bien el confort se obtiene a través de la integración de todos los factores, se divide en varios tipos de acuerdo al canal de percepción sensorial que se involucra; de tal forma se cuenta con los siguientes tipos de confort: Térmico, Lumínico, Acústico, Olfativo y Psicológico. De estos tipos de confort, los dos primeros, el confort térmico y el lumínico son los que principalmente influyen en la percepción de un individuo de un espacio, y pueden ser tratados o modificados por la arquitectura y son los que trataremos en el presente artículo.
El confort térmico es una de las variables más importantes a tomar en consideración en el reacondicionamiento bioclimático de los edificios. Se refiere principalmente a las condiciones de bienestar en el individuo, pero desde el punto de vista de su relación de equilibrio con las condiciones de temperatura y humedad en un lugar determinado. Además se ha de evaluar el estado del movimiento del aire y la temperatura de las superficies que envuelven las viviendas, ya que estas variables no solamente influyen sobre ellas, sino que también afectan directamente a quienes las habitan. Así pues, las condiciones que permiten describir un determinado ambiente térmico como confortable tienen una serie de importantes implicaciones en la forma en que se deben diseñar los edificios hoy en día, en la cantidad de energía requerida para enfriarlos o calentarlos, así como en el consecuente impacto sobre la calidad del entorno natural.
El confort lumínico se refiere a la percepción de la luz a través del sentido de la vista, se refiere a los aspectos físicos, fisiológicos y psicológicos relacionados con la luz. La radiación solar tiene dos componentes, la térmica y la lumínica; de tal forma la luz natural es uno de los recursos más abundantes en nuestro planeta, en contraste con otras fuentes de energía convencional; sin embargo ésta se encuentra disponible solo durante el día.
Suele asumirse que si se provee una cantidad suficiente de luz, según algunas normas, se puede desarrollar cualquier tipo de trabajo; sin embargo es necesario considerar la calidad de la luz además de la simple cantidad. La calidad se relaciona con las características de iluminación que facilita la visión. Los niveles óptimos de iluminación que se establecen como normativos son muy variados dependiendo de la fuente que se consulte y también varía según el país o Estado.
Evidentemente estos valores también están determinados por las estrategias y políticas para la utilización de la energía.
La arquitectura interviene directamente en la percepción ambiental del individuo. Un espacio mal diseñado puede provocar, además de falta de confort, enfermedad y disfunción del organismo; abundan las edificaciones frías, cálidas o extremas, ruidosas, mal iluminadas, con fuerte contaminación electromagnética y desagradables.
En el ámbito residencial, la cantidad y el tipo de energía consumida en los edificios residenciales dependen fundamentalmente del clima, el diseño arquitectónico, la infraestructura energética y el nivel económico de sus ocupantes. La demanda en este ámbito deriva de una amplia variedad de usos y servicios, como la provisión de agua caliente,climatización, refrigeración, iluminación, cocina, entre otros.
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